El vino como ejercicio físico

El vino como ejercicio físico

El antioxidante resveratrol equilibra las consecuencias negativas de una vida sedentaria El consumo moderado
de vino reduce el riesgo cardiovascular, disminuye las opciones de sufrir diabetes y frena el deterioro cerebral
02.06.2013 | 13:02
El vino como ejercicio físico
Salud y gastronomía. El vino no sólo es el acompañante perfecto para completar los placeres gastronómicos, dado que diversos estudios científicos demuestran las ventajas para la salud de uno de los mayores excitantes del paladar que ahora se reivindica también como un complemento natural para el ejercicio físico.
ALBA SAURA CASTELLÓ La buena mesa no está reñida con la salud. Una dieta adecuada, los expertos recomienda la mediterránea, complementada con el paladeo de un buen vino pueden contribuir a mejorar la salud del comensal. Un reciente estudio defiende los efectos positivos para el corazón de acompañar las comida con una copa de vino.
Difícil imaginar una sesión de ejercicio físico sentados alrededor de una mesa con una copa en la mano. Pero, por más que nos cueste imaginarlo, esto es posible si la copa en cuestión es de vino tinto. Los efectos positivos del vino tinto sobre nuestra salud cardiovascular se deben a su alto contenido en resveratrol, un potente antioxidante capaz de equilibrar las consecuencias negativas de una vida sedentaria. O al menos así se desprende de un estudio estadounidense publicado en la revista FASEB Journal.
El estudio, realizado en ratones sometidos al sedentarismo, comprobó que aquellos a los cuales se les suministraba resveratrol no sufrieron disminución de masa muscular ni generaron resistencia a la insulina. Por el contrario, estos efectos negativos derivados de una vida sedentaria, sí se observaron en aquellos ratones a los que no se les proporcionó el antioxidante. Gerald Weissmann, editor jefe de la revista, afirma que el resveratrol «no sustituye al ejercicio, pero puede disminuir enormemente el proceso de deterioro».
A este mismo fenómeno se refiere la llamada paradoja francesa, término acuñado por el científico francés Serge Renauld. Desarrollado más tarde por el cardiólogo Jean Ferrières, explica que Francia, con un consumo elevado de grasas animales, no registra gran incidencia de enfermedades coronarias comparada con países vecinos con consumos menores de grasa saturada debido al también elevado consumo de vino tinto. Además es el país con menos riesgo cardiovascular después de Japón.
El resveratrol se encuentra altamente concentrado en las pieles de uva roja y parece ser la fuente de los beneficios casi milagrosos para la salud del vino tinto. Numerosos estudios afirman que puede prevenir la acumulación de grasa y reducir la resistencia a la insulina disminuyendo, a su vez, el riesgo de padecer diabetes. También podría prevenir la formación de coágulos de sangre en venas y arterias y mejorar la función vascular. Además de promover la longevidad y desacelerar el deterioro cerebral.
La Universidad de Harvard publicó en 2007 un estudio en la revista Annals of Internal Medicine en el cual se demostró, mediante un seguimiento a 11.711 personas, que los bebedores moderados de vino tinto tienen un 30 por ciento menos probabilidades de tener un infarto que los no bebedores.
Menos deterioro cerebral
Asimismo, la revista Neuroepidemiology recoge un estudio de la Universidad de Columbia, realizado sobre 1.416 personas, el cual proba la ralentización del deterioro cerebral en los bebedores moderados de vino tinto.
Si bien estos estudios demuestran los beneficios para la salud del vino tinto como fuente de antioxidantes, también existen otras voces que contradicen las virtudes del resveratrol. El director del Centro para la Nutrición Humana de la Universidad de Washington, Samuel Klein, asegura que el resveratrol «no tiene beneficios metabólicos en individuos sanos». Es decir, según sus estudios, el resveratrol tendría efectos beneficiosos únicamente en personas «metabólicamente anormales».
Entonces, ¿por qué los bebedores de vino tinto tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades coronarias? A lo que el investigador responde: «tiene que haber algo más en el vino tinto que proporcione dicho beneficio».
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El antioxidante resveratrol equilibra las consecuencias negativas de una vida sedentaria El consumo moderado
de vino reduce el riesgo cardiovascular, disminuye las opciones de sufrir diabetes y frena el deterioro cerebral
02.06.2013 | 13:02
El vino como ejercicio físico
Salud y gastronomía. El vino no sólo es el acompañante perfecto para completar los placeres gastronómicos, dado que diversos estudios científicos demuestran las ventajas para la salud de uno de los mayores excitantes del paladar que ahora se reivindica también como un complemento natural para el ejercicio físico.
ALBA SAURA CASTELLÓ La buena mesa no está reñida con la salud. Una dieta adecuada, los expertos recomienda la mediterránea, complementada con el paladeo de un buen vino pueden contribuir a mejorar la salud del comensal. Un reciente estudio defiende los efectos positivos para el corazón de acompañar las comida con una copa de vino.
Difícil imaginar una sesión de ejercicio físico sentados alrededor de una mesa con una copa en la mano. Pero, por más que nos cueste imaginarlo, esto es posible si la copa en cuestión es de vino tinto. Los efectos positivos del vino tinto sobre nuestra salud cardiovascular se deben a su alto contenido en resveratrol, un potente antioxidante capaz de equilibrar las consecuencias negativas de una vida sedentaria. O al menos así se desprende de un estudio estadounidense publicado en la revista FASEB Journal.
El estudio, realizado en ratones sometidos al sedentarismo, comprobó que aquellos a los cuales se les suministraba resveratrol no sufrieron disminución de masa muscular ni generaron resistencia a la insulina. Por el contrario, estos efectos negativos derivados de una vida sedentaria, sí se observaron en aquellos ratones a los que no se les proporcionó el antioxidante. Gerald Weissmann, editor jefe de la revista, afirma que el resveratrol «no sustituye al ejercicio, pero puede disminuir enormemente el proceso de deterioro».
A este mismo fenómeno se refiere la llamada paradoja francesa, término acuñado por el científico francés Serge Renauld. Desarrollado más tarde por el cardiólogo Jean Ferrières, explica que Francia, con un consumo elevado de grasas animales, no registra gran incidencia de enfermedades coronarias comparada con países vecinos con consumos menores de grasa saturada debido al también elevado consumo de vino tinto. Además es el país con menos riesgo cardiovascular después de Japón.
El resveratrol se encuentra altamente concentrado en las pieles de uva roja y parece ser la fuente de los beneficios casi milagrosos para la salud del vino tinto. Numerosos estudios afirman que puede prevenir la acumulación de grasa y reducir la resistencia a la insulina disminuyendo, a su vez, el riesgo de padecer diabetes. También podría prevenir la formación de coágulos de sangre en venas y arterias y mejorar la función vascular. Además de promover la longevidad y desacelerar el deterioro cerebral.
La Universidad de Harvard publicó en 2007 un estudio en la revista Annals of Internal Medicine en el cual se demostró, mediante un seguimiento a 11.711 personas, que los bebedores moderados de vino tinto tienen un 30 por ciento menos probabilidades de tener un infarto que los no bebedores.
Menos deterioro cerebral
Asimismo, la revista Neuroepidemiology recoge un estudio de la Universidad de Columbia, realizado sobre 1.416 personas, el cual proba la ralentización del deterioro cerebral en los bebedores moderados de vino tinto.
Si bien estos estudios demuestran los beneficios para la salud del vino tinto como fuente de antioxidantes, también existen otras voces que contradicen las virtudes del resveratrol. El director del Centro para la Nutrición Humana de la Universidad de Washington, Samuel Klein, asegura que el resveratrol «no tiene beneficios metabólicos en individuos sanos». Es decir, según sus estudios, el resveratrol tendría efectos beneficiosos únicamente en personas «metabólicamente anormales».
Entonces, ¿por qué los bebedores de vino tinto tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades coronarias? A lo que el investigador responde: «tiene que haber algo más en el vino tinto que proporcione dicho beneficio».
El vino como ejercicio físico
El antioxidante resveratrol equilibra las consecuencias negativas de una vida sedentaria El consumo moderado
de vino reduce el riesgo cardiovascular, disminuye las opciones de sufrir diabetes y frena el deterioro cerebral
02.06.2013 | 13:02
El vino como ejercicio físico
Salud y gastronomía. El vino no sólo es el acompañante perfecto para completar los placeres gastronómicos, dado que diversos estudios científicos demuestran las ventajas para la salud de uno de los mayores excitantes del paladar que ahora se reivindica también como un complemento natural para el ejercicio físico.
ALBA SAURA CASTELLÓ La buena mesa no está reñida con la salud. Una dieta adecuada, los expertos recomienda la mediterránea, complementada con el paladeo de un buen vino pueden contribuir a mejorar la salud del comensal. Un reciente estudio defiende los efectos positivos para el corazón de acompañar las comida con una copa de vino.
Difícil imaginar una sesión de ejercicio físico sentados alrededor de una mesa con una copa en la mano. Pero, por más que nos cueste imaginarlo, esto es posible si la copa en cuestión es de vino tinto. Los efectos positivos del vino tinto sobre nuestra salud cardiovascular se deben a su alto contenido en resveratrol, un potente antioxidante capaz de equilibrar las consecuencias negativas de una vida sedentaria. O al menos así se desprende de un estudio estadounidense publicado en la revista FASEB Journal.
El estudio, realizado en ratones sometidos al sedentarismo, comprobó que aquellos a los cuales se les suministraba resveratrol no sufrieron disminución de masa muscular ni generaron resistencia a la insulina. Por el contrario, estos efectos negativos derivados de una vida sedentaria, sí se observaron en aquellos ratones a los que no se les proporcionó el antioxidante. Gerald Weissmann, editor jefe de la revista, afirma que el resveratrol «no sustituye al ejercicio, pero puede disminuir enormemente el proceso de deterioro».
A este mismo fenómeno se refiere la llamada paradoja francesa, término acuñado por el científico francés Serge Renauld. Desarrollado más tarde por el cardiólogo Jean Ferrières, explica que Francia, con un consumo elevado de grasas animales, no registra gran incidencia de enfermedades coronarias comparada con países vecinos con consumos menores de grasa saturada debido al también elevado consumo de vino tinto. Además es el país con menos riesgo cardiovascular después de Japón.
El resveratrol se encuentra altamente concentrado en las pieles de uva roja y parece ser la fuente de los beneficios casi milagrosos para la salud del vino tinto. Numerosos estudios afirman que puede prevenir la acumulación de grasa y reducir la resistencia a la insulina disminuyendo, a su vez, el riesgo de padecer diabetes. También podría prevenir la formación de coágulos de sangre en venas y arterias y mejorar la función vascular. Además de promover la longevidad y desacelerar el deterioro cerebral.
La Universidad de Harvard publicó en 2007 un estudio en la revista Annals of Internal Medicine en el cual se demostró, mediante un seguimiento a 11.711 personas, que los bebedores moderados de vino tinto tienen un 30 por ciento menos probabilidades de tener un infarto que los no bebedores.
Menos deterioro cerebral
Asimismo, la revista Neuroepidemiology recoge un estudio de la Universidad de Columbia, realizado sobre 1.416 personas, el cual proba la ralentización del deterioro cerebral en los bebedores moderados de vino tinto.
Si bien estos estudios demuestran los beneficios para la salud del vino tinto como fuente de antioxidantes, también existen otras voces que contradicen las virtudes del resveratrol. El director del Centro para la Nutrición Humana de la Universidad de Washington, Samuel Klein, asegura que el resveratrol «no tiene beneficios metabólicos en individuos sanos». Es decir, según sus estudios, el resveratrol tendría efectos beneficiosos únicamente en personas «metabólicamente anormales».
Entonces, ¿por qué los bebedores de vino tinto tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades coronarias? A lo que el investigador responde: «tiene que haber algo más en el vino tinto que proporcione dicho beneficio».